Cubriré al mundo con mis palabras, matizando la noche con magia, con un poco de amor y otro tanto de llanto. Aún lejano... aún ausente, arrancare las blasfemias y las injurias de la tierra marchita. Cuando el espíritu este pronto a terminar sus plegarias, dejaré que todo el miedo y todo el dolor se apropie del vacío, que con sólo un pensamiento se esfume como el recuerdo más insignificante.
Alan Márquez Lobato
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