[...la difusión de la verdad poseída es importante para mantenerse en ella y aun para crecer en la sabiduría. La verdad es un bien, el mayor bien del hombre, porque lo es de su entendimiento. Y es clásico decir que el bien es difusivo, de modo que la difusión del bien es manifestación de que se posee y se ama. Querer disfrutar a solas de un bien como la verdad sería señal de lamentable egoísmo; y ese egoísmo -"yo" tengo la verdad "para mí"- derivaría fácilmente en un sentimiento de autosuficiencia o de falsa superioridad que alejaría de los demás e hincharía la soberbia. Y ya sabemos bastante acerca de la peligrosidad de ese enemigo de la verdad y de la sabiduría.]
Padre Antonio Orozco-Delclós. Sobre la verdad y el error.
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