domingo, 13 de abril de 2008

Volver el tiempo

El deseo de volver el tiempo se vuelve latente, como si el alma exigiera desvanecerse en él y recorrer las etapas más diásporas de la vida. Luego resurge la inerte necesidad de perderse, de hacerse eterno, de cubrir el espacio con un sueño, una ilusión entregada a Dios. Perdemos el intento, perdemos la guerra que surtimos con alegorías sin sentido, sin razón de ser, de existir.

Alan Márquez Lobato