martes, 20 de noviembre de 2007
Llama el silencio
Llama el silencio con su voz quebradiza, atónita y serena, descansa en el último peldaño haciendo eco de su gloria, con su mirada febril y execra; se arrepiente de mí, de su eterna espera, del devenir que acompaña mis anhelos; sosegado por su presencia acompaño su dolor con mi voz, vacilando la palabras, atenuando los errores que tiemblan con su decepción, ahí, perdido en la imagen de su tristeza, musité una oración, llama el silencio, llama con su voz temblorosa y perdida, me espera tranquila con su mirada que ahora se digna sonreír en el último peldaño de mi oración.
Alan Márquez Lobato
martes, 23 de octubre de 2007
Fractura
Hay un sentimiento extraño que llega a mí y desbarata toda ilusión. Aparece ante mí una fractura del tiempo y el sendero que desplazaba el devenir del destino simplemente no existe.
Me rehuso a mirar las estelas que se han formado, aún las más cercanas que poco tiempo tuve para olvidar, mientras el corazón, vencido por el silencio, revienta el impulso contradictorio de la certeza. De espaldas al futuro 'incontinuo' no queda más que el impacto ocurrente de la frustración.
Se corrompe el deseo, se pierde lo que todo pensamiento alguna vez construyó como una idea, que por extraño que parezca, sugería su existencia.
Alan Márquez Lobato
viernes, 5 de octubre de 2007
Rusalka
(Cantando a la luna, cuyos rayos iluminan todo el paisaje. Es una hermosa noche de verano.)
Oh, luna, en los cielos de terciopelo,
Tu luz brilla lejos,
Vagas a través de todo el mundo
Mirando las moradas de los hombres.
¡Oh, luna, quédate un poco,
Y dime dónde está mi amado!
Oh, dile, luna de plata,
Que mis brazos lo rodean,
Con la esperanza de que al menos por un momento
Él sueñe conmigo.
¡Brilla sobre él, dondequiera que esté,
Y háblale de quien lo espera aquí!
Si un alma humana soñara conmigo,
Que aún se acuerde de mí al despertar;
¡Oh, luna, no te vayas!
(La luna desaparece tras las nubes.)
Rusalka, Antonín Dvorák
Oh, luna, en los cielos de terciopelo,
Tu luz brilla lejos,
Vagas a través de todo el mundo
Mirando las moradas de los hombres.
¡Oh, luna, quédate un poco,
Y dime dónde está mi amado!
Oh, dile, luna de plata,
Que mis brazos lo rodean,
Con la esperanza de que al menos por un momento
Él sueñe conmigo.
¡Brilla sobre él, dondequiera que esté,
Y háblale de quien lo espera aquí!
Si un alma humana soñara conmigo,
Que aún se acuerde de mí al despertar;
¡Oh, luna, no te vayas!
(La luna desaparece tras las nubes.)
Rusalka, Antonín Dvorák
miércoles, 5 de septiembre de 2007
Te honraré
Te honraré Dios,esa es mi voluntad, ese es mi propósito
porque tus promesas son verdaderas y tu amor no tiene límite,
porque me has dado todo, aún cuando mi respuesta ha sido vacía,
por la confianza que has depositado en mí y la felicidad que has traido a mi vida
Te honraré con mi voz y mi vida entera,
con mi pensamiento y corazón,
con todos mi sueños, con todo lo que quede de mí.
Te honraré porque tu amor ha sido fiel
porque tus promesas son verdaderas y tu amor no tiene límite,
porque me has dado todo, aún cuando mi respuesta ha sido vacía,
por la confianza que has depositado en mí y la felicidad que has traido a mi vida
Te honraré con mi voz y mi vida entera,
con mi pensamiento y corazón,
con todos mi sueños, con todo lo que quede de mí.
Te honraré porque tu amor ha sido fiel
Alan Márquez Lobato
jueves, 30 de agosto de 2007
Todos los hombres deben morir
No hay tiempo, "todos los hombres deben morir"
gritan las paredes envestidas de un aroma cubierto de recuerdos,
y me pregunto, por qué la infelicidad nos agobia tanto
siendo tan dichosos de existir.
Las fallas se engrandecen y no hay duda,
todos los hombres deben morir.
gritan las paredes envestidas de un aroma cubierto de recuerdos,
y me pregunto, por qué la infelicidad nos agobia tanto
siendo tan dichosos de existir.
Las fallas se engrandecen y no hay duda,
todos los hombres deben morir.
Alan Márquez Lobato
Recuerdos
Hay un extraño recuerdo que me pregunta ¿qué hago aquí?
Palpita la idea sin dejar sombra ni indicio alguno de culpa,
tal vez sea este tonto sueño
o alguna forma de decir que todo ha terminado,
no hay más que decir, ni pensar.
La luz se divierte a mis espaldas y el silencio entona como
desquebrajado ese himno que nada tiene que ver con la música.
Mejor olvidarse, mejor reconciliarse con el sueño y perderse en la desventura
de las plasticidades eternas que van rompiendo nuestra realidad.
Palpita la idea sin dejar sombra ni indicio alguno de culpa,
tal vez sea este tonto sueño
o alguna forma de decir que todo ha terminado,
no hay más que decir, ni pensar.
La luz se divierte a mis espaldas y el silencio entona como
desquebrajado ese himno que nada tiene que ver con la música.
Mejor olvidarse, mejor reconciliarse con el sueño y perderse en la desventura
de las plasticidades eternas que van rompiendo nuestra realidad.
Alan Márquez Lobato
Tannhäuser - Viejos Peregrinos
¡Con alegría te encuentro de nuevo, patria mía!
¡Con gozo saludo a los verdes prados!
Dejo ya mi báculo de peregrino pues,
humillado ante Dios, he peregrinado
Estoy en paz con el Señor!
¡A Él se rinde mi corazón,!
¡Él me ha bendecido!
¡A Él elevo mi canto...!
La Gracia de la Salvación
has concedido al penitente.
No temo a la muerte ni al infierno...
¡Alabaré a Dios
por el resto de mis días!
¡Aleluya!
¡Por siempre, Aleluya!
¡Con gozo saludo a los verdes prados!
Dejo ya mi báculo de peregrino pues,
humillado ante Dios, he peregrinado
Estoy en paz con el Señor!
¡A Él se rinde mi corazón,!
¡Él me ha bendecido!
¡A Él elevo mi canto...!
La Gracia de la Salvación
has concedido al penitente.
No temo a la muerte ni al infierno...
¡Alabaré a Dios
por el resto de mis días!
¡Aleluya!
¡Por siempre, Aleluya!
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