¡Con alegría te encuentro de nuevo, patria mía!
¡Con gozo saludo a los verdes prados!
Dejo ya mi báculo de peregrino pues,
humillado ante Dios, he peregrinado
Estoy en paz con el Señor!
¡A Él se rinde mi corazón,!
¡Él me ha bendecido!
¡A Él elevo mi canto...!
La Gracia de la Salvación
has concedido al penitente.
No temo a la muerte ni al infierno...
¡Alabaré a Dios
por el resto de mis días!
¡Aleluya!
¡Por siempre, Aleluya!
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