lunes, 19 de junio de 2006

La vida del hombre

Hay algo en este sentimiento que aprisiona el corazón, lo va asfixiando con tintes de melancolía y una extraña sensación de felicidad, mientras circundan los anhelos del infame soñador. Utopías envueltas en lúgubres pensamientos, en una espera eterna y delirante. Sólo queda el absoluto efímero, que ni siquiera el recuerdo logra rescatar. Es hermoso y triste, como la vida del hombre, como la vida del amor.

Por Alan Márquez Lobato

miércoles, 14 de junio de 2006

Pilares

Hay algo de traición, y en el fondo del sentimiento, se puede ver de forma fractal el desconocimiento... algo más que la ruptura de un sueño. Como un derrumbe colosal, como una mirada descubierta de abstracciones y con ella el miedo de la realidad. Un pilar cayó, y en él, parte de una lucha. Dejé vencerme por el miedo, por la traición, por el grito ensordecedor del silencio y por la envestidura del orgullo. No pude más y caí como Faeton soltando las riendas del sueño. Debe ser más grande aún porque todavía está de pie el pilar de la historia ajena, el pilar del tiempo y el espacio, el sueño sigue siendo el mismo. Por eso subo a pesar de las espinas que lo rodean sangrando desesperanza, a pesar de las serpientes que con su mirada burlan mi temor a equivocarme. Hay algo de ilusión que mantiene mi esperanza. En un tiempo quise que la gente creyera conmigo, y cuando dejé de creer, alguien dijo: creo en ti. ¿No es eso suficiente para subir?

Por Alan Márquez Lobato

jueves, 8 de junio de 2006

Silencio

Vuelves a sumergirte, caprichoso, contemplando la belleza del olvido. Sutil como el silencio rompes el tejido de la memoria, revolviendo la mirada encadenada a tu corazón, quedas atrapado sin designios en aquel laberinto eterno, forjado por miedos sin futuro ni herencia. La marcha lejana de tu melancolía se esfuma tácita, sin súplica alguna. Voz, voz, triste voz, envuelta en cenizas, cubierta del oscuro cielo que cubre tus ojos perdidos. Eres el ser que se abandona...el mar de abismos recreados...eres silencio...

Por Alan Márquez Lobato

miércoles, 7 de junio de 2006

Soledad

Se suspendió en el espacio como si el viento fuera el mar, envuelto nuevamente por aquello de lo que se reprendía de niño, y ahora una vez más en aquella llamarada cuantiosa que daba giros con espectacular vehemencia, arrebatando sueños de lucidez extrema, ahí, acorralado entre aquel espacio infinito y soportando su presencia, observó el reflejo de la nada. Acosado por la envestidura de la tragedia daba gritos de desolación, acusado por la tristeza y cayendo en ese profundo abismo existencial donde las respuestas no sirven de nada. Luego abusando de la gravedad, la llamarada se consumio en él ahogando toda esperanza, dejando que la ausencia de voluntad hiciera lo suyo...luego vino el vacío, y por último, como una absurda contradicción, la soledad.

Por Alan Márquez Lobato

jueves, 18 de mayo de 2006

Amor

No hay amor más dulce que el anhelo de soñar, ni tanta crueldad que desgarre lo ambiguo del pensamiento. Hay algo de fantasía en los miedos que el deseo de congelar el tiempo se vuelve una luz tan lejana como el recuerdo. No hay amor más triste que desaparecer el encanto con un poco de razón, ni tanta nostalgia que saber que sólo fue un sueño, dormido o despierto, el sueño difuso y real.

Por Alan Márquez Lobato

jueves, 11 de mayo de 2006

Sin ti

Sin ti. Siempre me gustó tu voz, esa melodía dulce y lejana. No tengo más dudas de lo efímero que resulta el tiempo, puede ser agobiante. Debes estar con Dios, cantando y sumergiendo tu alma en las nubes. No estoy seguro por qué siento nostalgia por ti, ni por qué me duele un poco cuando escucho esta canción, como un cariño especial. Tu muerte me sorprende sinceramente, bella voz, bella mujer. Hay algo de soledad en este día.

Por Alan Márquez Lobato

miércoles, 10 de mayo de 2006

Pensaste en desaparecer

Pensaste en desaparecer, en huir del tiempo; abrazar y sentir el aire diluido en tu piel. Quisiste correr interminablemente y luego volar con mágica dulzura, con aquella felicidad de los grandes sueños que en momentos difíciles liberan a tu corazón. No fue así, caíste lentamente como si el tiempo suspendiera tu despertar, abandonado al fin como una hoja desprovista de color. El cielo era de un hermoso azul y parecía estar tan cerca, casi palpable, pero el aire ya no soportaba tu cuerpo y caíste. El cielo de un hermoso azul se fue extinguiendo con tus recuerdos... y un blanco perfecto cubrió tus ojos.

Por Alan Márquez Lobato

jueves, 4 de mayo de 2006

Nunca podrás vencer tus miedos

Nunca podrás vencer tus miedos
ocultos bajo la respiración

La razón es el miedo
de tu agobiado corazón

y nuestra alma es etérea
como la luna
como la sangre

Por Alan Márquez Lobato

miércoles, 19 de abril de 2006

La idea del hombre

Suele pasar, como los ríos que recorren el alma del noble. También el tiempo es mío, como el recuerdo de la soledad, como aquellos sueños que aún viven independientes de mis resignación. Aún lloro cuando todo vuelve a caer, sabiendo mi falta de control o de poder sobres mis plegarias, recuerdo el sueño de la riqueza, luego el del éxito, luego el de la sabiduría, ahora sólo sueño con la felicidad, qué importa todo sino se es feliz, qué importa mi juicio sino es más que esto, sino rompe el espacio ni el tiempo.

Han caído las hojas de mi redención, se oye el suspiro de la desventura mientras trato de cosechar nuevas formas de vivir que corrijan mi pasado, que me den un futuro. No hace mucho era tan incierto como una estrella, ahora si lo pienso un poco más, son sólo sueños y como tales se persiguen, mi futuro se persigue y se aleja tanto como el tiempo me extermina y todo parece desvanecerse de nuevo. Pero ahí esta la idea...la solemne idea, la idea del hombre.

Por Alan Márquez Lobato