jueves, 3 de enero de 2008

Gotas Cenizas

Caen las gotas cenizas cubiertas de locura, amartillan, gangrenan y devoran la fragilidad de vida, desarmado sin esperanza, destazan mis anhelos, supuran mi sangre, asfixian mi amor, destapan mi locura que sufragan los espíritus roedores que se alimentan de la tristeza y desesperanza. 

Veo el alma escaparse y rondar las cercanías de la eternidad, huye de mi desgracia pero nada puede hacer que seguir atado a mi realidad enferma. Terrores sobre miedo envolvente que se agolpan como si un coloso enardecido abriera mis entrañas. Se nubla la realidad, se transfigura, se corrompe atrincherada en los últimos rincones de la tragedia.

Roen mis huesos, los trituran a marcapasos sigilosos; son demonios, son hitos, son seres que deambulan esperando mi derrota; yo desvanezco, no puedo huir, no hay soles que iluminen mi porvenir. Caen las gotas cenizas y cubren el sabor de mi boca, amargo, me compadezco de la miseria, de los pasos delirantes que acompañan mi esfuerzo inútil. 

La roca pesa, quema, desvanece mis palmas, sangra mi alma, la roca cae nuevamente sobre mí y yo con ella, me corrompo, muero, pero sigo vivo, la roca espera, sube de nuevo y cae una y otra vez sobre la miseria. 

Caen las gotas cubiertas de ceniza y se escapan recuerdos que traen la gloria, los sueños, las utopías vivas que disfrazan mi desesperación, no hay nada nuevo, yo sigo aquí, desesperanzado, no comprendo, y una voz como eco frío sin vida me dice mientras pienso en el color del cielo, no tienes que hacerlo.

Alan Márquez Lobato

martes, 20 de noviembre de 2007

Mozart

Llama el silencio

Llama el silencio con su voz quebradiza, atónita y serena, descansa en el último peldaño haciendo eco de su gloria, con su mirada febril y execra; se arrepiente de mí, de su eterna espera, del devenir que acompaña mis anhelos; sosegado por su presencia acompaño su dolor con mi voz, vacilando la palabras, atenuando los errores que tiemblan con su decepción, ahí, perdido en la imagen de su tristeza, musité una oración, llama el silencio, llama con su voz temblorosa y perdida, me espera tranquila con su mirada que ahora se digna sonreír en el último peldaño de mi oración.

Alan Márquez Lobato

martes, 23 de octubre de 2007

Fractura

Hay un sentimiento extraño que llega a mí y desbarata toda ilusión. Aparece ante mí una fractura del tiempo y el sendero que desplazaba el devenir del destino simplemente no existe.

Me rehuso a mirar las estelas que se han formado, aún las más cercanas que poco tiempo tuve para olvidar, mientras el corazón, vencido por el silencio, revienta el impulso contradictorio de la certeza. De espaldas al futuro 'incontinuo' no queda más que el impacto ocurrente de la frustración.

Se corrompe el deseo, se pierde lo que todo pensamiento alguna vez construyó como una idea, que por extraño que parezca, sugería su existencia.

Alan Márquez Lobato

viernes, 5 de octubre de 2007

Rusalka


Renee Fleming
Rusalka. Dvorak

Rusalka

(Cantando a la luna, cuyos rayos iluminan todo el paisaje. Es una hermosa noche de verano.)
Oh, luna, en los cielos de terciopelo,
Tu luz brilla lejos,
Vagas a través de todo el mundo
Mirando las moradas de los hombres.
¡Oh, luna, quédate un poco,
Y dime dónde está mi amado!
Oh, dile, luna de plata,
Que mis brazos lo rodean,
Con la esperanza de que al menos por un momento
Él sueñe conmigo.
¡Brilla sobre él, dondequiera que esté,
Y háblale de quien lo espera aquí!
Si un alma humana soñara conmigo,
Que aún se acuerde de mí al despertar;
¡Oh, luna, no te vayas!
(La luna desaparece tras las nubes.)

Rusalka, Antonín Dvorák

miércoles, 5 de septiembre de 2007

Te honraré

Te honraré Dios,esa es mi voluntad, ese es mi propósito
porque tus promesas son verdaderas y tu amor no tiene límite,
porque me has dado todo, aún cuando mi respuesta ha sido vacía,
por la confianza que has depositado en mí y la felicidad que has traido a mi vida

Te honraré con mi voz y mi vida entera,
con mi pensamiento y corazón,
con todos mi sueños, con todo lo que quede de mí.

Te honraré porque tu amor ha sido fiel


Alan Márquez Lobato

jueves, 30 de agosto de 2007

Todos los hombres deben morir

No hay tiempo, "todos los hombres deben morir"
gritan las paredes envestidas de un aroma cubierto de recuerdos,
y me pregunto, por qué la infelicidad nos agobia tanto
siendo tan dichosos de existir.

Las fallas se engrandecen y no hay duda,
todos los hombres deben morir.



Alan Márquez Lobato

Recuerdos

Hay un extraño recuerdo que me pregunta ¿qué hago aquí?
Palpita la idea sin dejar sombra ni indicio alguno de culpa,
tal vez sea este tonto sueño
o alguna forma de decir que todo ha terminado,
no hay más que decir, ni pensar.

La luz se divierte a mis espaldas y el silencio entona como
desquebrajado ese himno que nada tiene que ver con la música.
Mejor olvidarse, mejor reconciliarse con el sueño y perderse en la desventura
de las plasticidades eternas que van rompiendo nuestra realidad.


Alan Márquez Lobato