sábado, 18 de junio de 2011

El destino

[Todo es más complicado de lo que crees. Sólo ves un décimo de lo que es la verdad. Existen millones de pequeñas cuerdas dependientes de cada decisión que tomas. Puedes destruir tu vida cada vez que eliges. Pero, tal vez, pasen veinte años sin que lo sepas, y quizás nunca puedas detectar qué lo causó. Y sólo tendrás una oportunidad para lograrlo. Sólo haz un intento, y piensa en tu propio divorcio. Y te dirán que no existe el destino, pero existe, es el que tú construyes. Y aunque el mundo continúe por eras, y eras, tú sólo estás aquí por una fracción de fracción de un segundo. La mayor parte de tu tiempo la pasarás muerto, o nonato. Pero mientras estés con vida, esperas en vano - derrochando años - una llamada telefónica, o una carta, o una mirada de algo o de alguien para hacerlo bien. Y nunca llega... o "parece que", pero no es en serio. Entonces, gastas tu tiempo penando vagamente, o con una vaga esperanza por algo bueno que se supone vendrá. Algo que te haga sentir conectado. Algo que te haga sentir completo. Algo que te haga sentir amado. Y la verdad es que me siento enojado. Y la verdad es que me siento jodidamente triste. Y la verdad es, que me he sentido jodidamente herido por tanto tiempo.Y durante ese tiempo, he estado fingiendo que estoy bien, sólo para pasarlo, sólo para - No sé porqué. Tal vez porque nadie quiere oir sobre mi miseria, porque cada uno tiene la propia. Bien, que se joda todo el mundo

Amén.]

Sacerdote. Synecdoche, New York. 2008

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