Demasiado oscura era la tarde cuando apenas faltaban tres noches para el día de muertos. Cuando llegué el altar comenzaba a prepararse y la foto del muchacho estaba ahí. Todavía hay un cierto desconcierto y una especie de fantasmagonía en el recuerdo.
El profesor lo dijo "..los que queremos morir no hemos muerto..." Entregó las palabras con el pensamiento, como una emoción fría, pero con total sinceridad. - Vanidad de vanidades, todo vanidad- citó. La juventud la anhela aún más, recordando y reflexionando al respecto. Todos debemos tener ilusiones, mencioné. Pero hasta nuestras ilusiones terminan, y buscamos nuevas... "Como un ratón con la zanahoria" repitió el profesor, concluyendo como "la mayor parte de la vida es sufrimiento". Muchas veces refirió que su idea no era pesimista y que de verdad había disfrutado la vida, sin embargo había aprendido que todo al fin era vanidad. Literalmente se ha despojado como un ermitaño de toda pertenencía - Curiosamente entiendo perfectamente ello; a menudo he querido hacer lo mismo, tener menos... tener menos de que preocuparse - Inmediatamente resentí las palabras de Sartre, aunado a la reflexión y vivencía a la que me llevó hace un par de años, sobre todo la imagen del Extranjero de Camus vino enseguida, pero aún más, la palabras tiritantes que el mismo profesor recordó de viva voz: "Dieu n'existe pas".
Y como si el mismo Dios alejará el vacío de nosotros, la gente entraba y salía hasta que el diálogo terminó en un "nos vemos mañana" Mañana.. no lo sé. Lo que sé es que el profesor tiene más espiritualidad que sus palabras, y cómo el mismo cree, aún todas nuestras palabras no dejan de ser...Vanidad de vanidades, todo vanidad.
Por Alan Márquez Lobato
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