lunes, 3 de octubre de 2005

Realidad

Se muestran ciegos por donde van, caminando y desechando ideas conforme pasan las horas. Sin embargo y a pesar de los tantos días que siguen pasando, no encuentro aquella luz que me desprenda del oscuro vacío. Las horas se agitan entre lo quehaceres diarios, y el tiempo se derrama cuanta gota cae sin más ni más. Lo cierto es que todo vaga, y la soberbia exasperante daña aún más aquellos sueños; o acaso el tiempo no apremia aún la esperanza, en todo caso la voz que se extinguió sigue ahí tiritando. Claro, no falta nada más.

Por Alan Márquez Lobato

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