El silencio nos cubrió y el hechizo se fue disipando. Quisimos cubrir la memoria con una tela de algodón, una que absorbiera el vacío que ahora se apropiaba de nuestras voces, de nuestros pensamientos... Una tela de algogón que fuese como las nubes y nos transportará a ese momento único y eterno, a ese pasaje oculto donde no existen los miedos ni las ataduras que la realidad suele procurarnos.
Alan Márquez Lobato
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