[El pensar consuma la referencia del ser a la esencia del hombre. No hace ni efectúa esta referencia. El pensar sólo la ofrece al ser como aquello que le ha sido entregado por el ser. Este ofrecer consiste en que en el pensar el ser tiene la palabra. La palabra - el habla - es la casa del ser. En su morada habita el hombre. Los pensantes y poetas son los vigilantes de esta morada.]
Martin Heidegger. Castas sobre el humanismo. 1966
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