lunes, 28 de marzo de 2011

Gritar sus nombres

Si pudiera dar mis ojos que arden, que se pierden en los laberintos que van sofocando mi respiración, y ahí expandirse en algo que las salve de la miseria de las palabras y las traiciones, y de todo aquel mundo corrupto, arrepentido entre los escombros de plegarias inertes.

Si pudiera dejar de oír como late el corazón, arrepentido de la burla que hace de la vida, y de los detalles más grandes que hacen diferente nuestra condición y si escucharás mis oraciones me dirías como van quedando los miedos enclaustrados en la memoria de toda idea que se digne ser vivida y contemplada dentro de los oscuros lamentos que entretejen la paciencia.

La espera larga e interminable que supone la fuerza de una voz que se va extinguiendo.

Si pudiera desencadenar los guardianes celestes que impiden las tragedias y salvarán este limbo de vidas que sólo transgreden la pureza. Si pudiera absolverme en los cielos y gritar sus nombres y me permitieras guardar sus vidas, aún cuando me dejarás abandonado en la miseria.

Si tan sólo pudiera ser algo más que pensamientos y palabras y dejar todo lo que impida llevar este mensaje y tus ojos se bendigan de sus vidas.


Por Alan Márquez Lobato

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