Sí, todavía hay poesía, todavía hay quien llora por la gente perdida, por los niños que van descubriendo el mundo con esa sonrisa llena de esperanza y buenaventura. Todavía hay gente que sueña y se mantiene fiel a los ideales que se marcó en su inocencia; hombres y mujeres que se destrozan el alma con los recuerdos amargos de la imposibilidad de ser feliz y sirven con fe a las manos de su prójimo.
Todavía hay poesía, todavía hay almas selectas que no se derrumban, que se mantienen firmes en el oceáno de la nada.
Alan Márquez Lobato
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