Toma mi mano, camina conmigo y guarda en tu memoria mi voz,
no sea que me pierda en el intento de hallarte.
Acompaña mis pasos hacia este mundo de fantasías etéreas, de batallas eternas.
Acompáñame unas horas y observa conmigo el amanecer y como el mundo se va cubriendo con tu voz.
Sabes que te anhelo, que guardo conmigo tu recuerdo, y aunque a veces creas que no te necesito,
no tardará el tiempo en demostrarme lo contrario.
Guarda mis pensamientos aunque sea por un momento,
absolutos de la memoria que a veces podrían enloquecerme.
Sé mi guardián en tu sueño y para cuando veas
como la noche recubre con ese mágico resplandor las horas del hombre,
yo te guardaré y seré aquel que te espera.
Por Alan Márquez Lobato