Ya está, a punto de estallar o de volverse piedra fría, con el agónico tormento que le precede, con el aroma que desencanta los anhelos, los pulsos de vida, de las trágicas maneras de decir soy; lúgubres pensamientos desprovistos de paz, de locura encaminada en sordos propósitos de lucha, siempre vuelve.
Camina errante en el océano de desdicha e incomprensión, en el abandono inminente que siempre hace de si mismo. A punto de estallar y usurpar el cielo, volar en el viento, esparcirse en los mares, fundirse en la nada... en el olvido. Convertirse en roca, sin sentimiento ni aprehensión, sin vida. Volverse polvo, disiparse en el aire sin morir con el tiempo, sin morir con recuerdos.
Volverse polvo, esparcirse en los mares y en la tierra cálida de tu nombre.
Alan Márquez Lobato