martes, 12 de junio de 2007

Perdoname

Perdóname mi amor, perdona si no reconstruyo día a día la luz de nuestra vida, y es que a veces el día es la noche más desierta que entona cantos vacíos de desolación, como si el sol entristeciera todo anhelo. Quisiera dormirme, dejar que los párpados invadieran la realidad con aquel tenue desenvolvimiento que roba el alma más flagrante. Pero el tiempo empuja, aquel ente inerte que se desprecia pero que nada tiene que ver con nuestros sentimientos, o lo tiene todo, mas no sensación alguna ni deseo de perturbar la dulzura o la agonía, ni de orillarnos por rincones abstractos del bien y el mal, aquel ente aguarda su esencia y la vive de tal manera que nuestra envidia se escapa, porque nuestra visión estrecha la define de tal forma, disfruta su vida mientras el reflejo quebranta nuevamente mi sueño. Perdóname mi amor por no abrir caminos sobre tierras pantanosas, por explorar los torrentes de euforia que nacen con el viento. Perdóname, será esta vida la que recuperé como un guerrero, no defraudaré el encanto que nos unió. No defraudaré el designio, seguiré andando con la firmerza que alguna vez se apoderó de mi alma.